jueves, 3 de abril de 2014

Anáfora


Hoy me invadió la melancolía.
Pero no esa melancolía que se esconde detrás del hubiera, no esa melancolía que chupa la sangre y muestra sus colmillos llenos de reproches. Esa que invita al suicidio de las decisiones.
Hoy me invadió la melancolía.
Una melancolía bucólica de recuerdos, vestida de nuevas formas, construida por nuevos lenguajes. Esa que muestra el crecimiento de las pretensiones.

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