sábado, 14 de mayo de 2016

Perpetúo palabra


No hijos, no hijas, no boda, no anillo.

Mi vientre retumba desde que cumplí treinta.

Mi espíritu tiembla al imaginar un ser creciéndome dentro.

¡Ya tengo uno!

Los fundamentos de la humanidad cimbran,

mi padre es un témpano, pero siempre lo ha sido.

Mi madre, bajo un baldaquino, se une a la procesión de juicios mientras ora por mí.

¿Qué es para ti ser mujer?

Pero yo escarbo, escarbo y no encuentro nada…

nada de lo que quieren escuchar.


28 días

tetas montaña ojo

vientre clarividente

337 ballenas muertas en las costas de Chile

¿Instinto maternal?

lucha, voz, sangre, grito, llanto.


Mis hijos no tendrán cuerpo.


Produzco seres vivos de palabras

fecundo mi misma especie,

la que me llama palabra.

Reproduzco en ideas

que contemplen el mundo

que lo curen en sueños.


Desvanezco el egoísmo

de pensar que la humanidad

es más importante que el pensamiento.